martes, 12 de octubre de 2010

Romanización

 César Augusto, primer emperador del Imperio Romano


Este imperio absorbió a ciudades y territorios que hoy en día comprenden mas de 40 países con 5.000 Km. de un extremo al otro. Durante la mayor parte del gobierno de Augusto hubo paz y prosperidad, el Imperio se enriqueció y Roma se convirtió en una potencia económica y en el centro del mundo.

El proceso de romanización hubiese sido imposible si no hubiese existido una buena red de comunicaciones entre los distintos puntos del imperio. De este modo, y tomando como punto de partida la propia Roma, comenzaron a construirse las primeras calzadas, elemento clave para el desarrollo del imperio, ya que facilitaron el transporte de mercancías, la marcha de soldados y carros de unas provincias a otras y el imparable avance de las legiones con la artillería de guerra. Los romanos llegaron a disponer de 85.000 kilómetros de calzadas, que recorrían el territorio de norte a sur y de este a oeste.
 
Por el Tíber llegaban no sólo naves de guerra sino también barcos mercantes provenientes de todos los territorios. De Sicilia y Egipto llegaban cargamentos de trigo, la próspera ciudad de Gades (Cádiz) proporcionaba lana púrpura, muy codiciada en aquellos tiempos, de Marsella llegaba tocino y carne salada, de algunas ciudades griegas provenían cargamentos de vino, miel, aves, pavos reales, grullas y todo tipo de animales con los que se hacían manjares exóticos. En resumen, se puede decir que durante el período de Augusto floreció Roma en todo sentido. Era un hombre humilde pero noble al mismo tiempo, inspiraba grandeza por sus sencillas maneras y por su humanidad. La historia lo considera como al emperador ideal, posteriormente fue tomado como modelo por otros soberanos.

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